Greenpeace instó el miércoles a Canadá a dejar de quemar madera para producir calor y electricidad a gran escala como alternativa a los combustibles fósiles, advirtiendo que esto podría devastar a los bosques del país.
La organización ambientalista dijo que cada vez más se talan bosques para producir pellets de biomasa, a pesar de la evidencia presentada en un informe de que ese combustible es poco eficiente para generar energía eléctrica y emite más CO2 a la atmósfera que las centrales eléctricas de carbón.
"En un mundo en el que disminuyen los depósitos de combustibles fósiles y aumenta el precio de los combustibles, las industrias y los gobiernos volvieron a una antigua fuente de energía: los árboles", dijo el informe, titulado "Canadá desciende al bio-desastre".
"Sin embargo, la biomasa forestal está lejos de ser una fuente de energía del futuro limpia, ecológica y sin emisiones de carbono", dijo Greenpeace.
La organización ecologista advirtió sobre los posibles "efectos devastadores para la salud de los bosques de Canadá, del público, y del clima global".
La industria forestal ha utilizado los residuos de la tala de madera y de la pulpa de celulosa para producir calor y electricidad. Pero el uso a gran escala de los bosques para obtener energía ha ido en rápido aumento, dijo Greenpeace.
Durante la última década, los árboles, los residuos de la tala, los cultivos agrícolas, los pastos, la turba, las algas y la materia viva conocida como biomasa, han sido identificados como posibles fuentes alternativas de calor y electricidad.
Con 33 plantas de producción de pellets, Canadá es actualmente el cuarto mayor productor mundial de pellets de madera, después de Estados Unidos, Alemania y Suecia, y el segundo mayor exportador.
Sólo un 3,4% de la producción total de energía primaria de Canadá proviene de la quema de madera en las centrales eléctricas y sistemas de calefacción.
Sin embargo, su capacidad de producción de pellets se prevé que aumentará diez veces en 2020 para satisfacer la creciente demanda para la exportación.
El informe de Greenpeace dijo que la quema de madera emite un promedio de 1,5 a cuatro veces más de CO2 que el carbón o el gas natural, para producir la misma cantidad de electricidad.
Y el CO2 emitido afectará el clima durante décadas antes de ser recapturado por nuevos árboles.
Mientras tanto, la tala priva a los bosques de nutrientes esenciales, como el nitrógeno y fósforo que las hojas, la pinocha y las ramas pequeñas dejan en el suelo, enlenteciendo la regeneración.
El informe también señala que quemar madera es un peligro para la salud debido a las emisiones tóxicas de las partículas finas, el monóxido de carbono y los metales pesados.
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